martes, 21 de diciembre de 2010

Garage 16

        El concierto llevaba más de veinte minutos de retraso sobre la hora estipulada, y el gerente de la sala The Cave ya le había advertido a Sara que no podían tardar mucho más en empezar, la gente se estaba impacientando. La presión de la fundadora y lider de Cochera 16, grupo emergente de rock en la ciudad, iba en aumento y ya no sabía cómo tranquilizar a los demás componentes y amigos. Se denotaba una clara mezcolanza de estados nerviosos en sus rostros con sonrisas forzadas y tragos apurados de cerveza a los pies del escenario. Era la presentación de su primer disco, un momento especial y más que esperado del que sabían que podían sacar tajada al fín después de tanto esfuerzo durante meses por sacar su sueño a la luz. Justo en el momento en el que el se dieron cuenta de que gerente se acercaba a los músicos con cara de no muy buenos amigos, Sara sintió una sombra apresurada a su lado, Cesar acababa de llegar, con guitarra al hombro, pantalones rotos y camiseta negra ajustada con un extraterrestre rojo serigrafiado en el centro.
        --¡Ey! Jorge! Qué casualidad! Justo en este momento iba a buscarte para decirte que empezamos cuando tu quieras-- Se apresuró a decirle al gerente con cara de susto y cabreo, tras dedicarle una matadora mirada al guitarrista nada más llegar.
        --Pues no sé a qué estais esperando. Pienso descontaros del bolo la pasta que estamos perdiendo en chupitos gratis para que la gente no se vaya y compre vuestro ruidoso disco-- le contestó el gerente con dedo amenazante casi postrado en la cara de la cantante mientras los demás se iban subiendo al escenario, a la vez que aumentaban los pitidos del público cada vez más impaciente.

        Cesar era un hombre en apariencia normal, pero algo en él le declaraba de personalidad extraña sin ni si quiera conocerle antes. A pesar de su típico estilo de guitarrista de rock  de pelos desaliñados, barba de tres días, ropa más que aprovechada y dedos amarillos por culpa del tabaco, su presencia emanaba un olor discordante aunque agradable, proporcionaba una sensación inquieta aunque no amenazante. Aún siendo un chico que contagiaba la tranquilidad de sus movimientos, de mirada tranquila y sincera, callado y prudente, había algo en él que se contradecía con su disciplina de músico y virtuosismo con guitarra eléctrica en mano. Tal vez desencajaba en la ambición de éxito de los demás, puede que descuadrara en la emoción que los temas llevaban intrínsecos por ser reveladores, nuevos, modernos y artísticos en plenitud a las vistas del grupo entero, autores todos ellos de un sueño adolescente que adquiría título a la edad de una curtida de experiencia y paciencia en un momento que todos estaban esperando sin fecha de estreno. Pero no les quedaba otra opción. Este guitarrista era el único que destacaba en las características que buscaban en el sustituto que, tan sólo un mes antes del casting de urgencia que se vieron obligados a convocar, había desaparecido sin mediar palabra más que con un mensaje en el foro cerrado del grupo alegando que simplemente no estaba preparado para este proyecto. Cesar poseía una gran capacidad de retención, dominaba sin esfuerzo aparente las escalas en el mástil de la eléctrica, innovaba humildemente en cada solo de cada tema sin salirse de tono y estilo, abduciendo al personal, ya fuera en esayos o audiciones, dotando a cada canción de un acento inesperado que hacía exaltar al grupo entero, provocando una euforia desapercibida en la consciencia de los oídos de quienes en esos momentos se encontraran en el local en el que estuvieran tocando. Aún así había algo en él que rompía el ritmo, que descalibraba el metrónomo de todos...


CONTINUARÁ...

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